Grabé estas imágenes días antes de abandonar Homs. En el vídeo, los primeros manifestantes del barrio Al Qusur acababan de volver de la masacre del Reloj Nuevo. Gritan: "Asad, traidor, lleva tus soldados al Golán". El despertar del letargo ideológico del pueblo sirio quedaba retratado en ese grito desgarrador del joven que, por primera vez, se atrevía a expresar su indignación. Era insoportable pensar que los soldados que debían recuperar los Altos del Golán, ocupados por Israel, estuvieran matando a su propio pueblo.
La primera revolución en Siria no tuvo lugar en las calles, sino en las mentes. Miles de personas perdieron el miedo no sólo a la violenta represión de la dictadura, sino a pensar de forma diferente. Vieron en Túnez y en Egipto un espejo donde mirarse y las primeras y últimas protestas han sido demostraciones pacíficas de sus legítimas demandas: libertad y dignidad. Se encendieron las conciencias con esas dos ideas en una especie de giro copernicano que el régimen no ha podido apagar.
Fuera de sus fronteras, ese cambio no se ha producido. Muchos siguen juzgando lo que ocurre en el país con ideas preconcebidas. Se habla de Siria:
2) para defender la teoría conspiranoica, la cual asegura que el gobierno sirio es legítimo y que lucha contra la injerencia extranjera de Estados Unidos, Israel y los países del golfo. Sabemos que los petrodólares llevan décadas financiando a los opositores de todas las dictaduras de la región, pero no olvidemos que el régimen se mantiene por el apoyo de Rusia y que los destinos de Irán y Líbano van ligados al destino de Damasco.
En el tablero de ajedrez sirio, todos los países mueven sus fichas. Hablar sólo sobre uno de los jugadores es faltar a la verdad. Sobre la influencia exterior en los rebeldes, las últimas informaciones que recogían New York Times y The Guardian confirman la financiación de los insurrectos desde territorio turco. Existen pruebas evidentes de que agentes externos al levantamiento popular intentan abortar la revolución.
Pero si Asad fuera la verdadera víctima de un complot internacional, estaría deseoso de informar sobre estos atropellos y abriría las puertas a la prensa extranjera. O permitiría la libre circulación de observadores para demostrar su inocencia. No es el caso. El régimen de Asad no se puede sostener sin violencia. El giro copernicano es más fuerte.
3) para oponerse a la intervención 'por motivos humanitarios', como si todos los sirios quisieran romper el frágil equilibrio entre las diferentes sectas o no fuéramos conscientes de lo que supuso la intervención en Irak y Afganistán. Son los sirios los que han vivido más de cerca la intervención iraquí, el miedo a la iraquización del país sigue presente. ¿Por qué hay quienes se consideran mejores conocedores de sus consecuencias?
Si apartaran el odio y la impotencia que esa realidad ha ido alimentando con los años (la ocupación israelí en Palestina, la intervención en Irak, la deriva de Afganistán) y abrieran los ojos a la tragedia que vive hoy el pueblo sirio, descubrirían que estamos en la misma lucha.
Si algo deberíamos haber aprendido de las últimas intifadas es que los árabes han dejado de estar marginados de la corriente central de la historia. Como declara Santiago Alba: "Se han reivindicado como adelantados de un movimiento universal de renovación democrática". Una "ola redignificadora" cuyo principal objetivo es anteponer sus destinos a los intereses de los demás. Incluso, "a los nuestros".
Entrevista a Santiago Alba Rico aquí.
Realmente me he quedado impresionado al leer esta entrada de tu blog. El contenido es una equilibrada combinación entre una precisa capacidad analítica y un bello uso del lenguaje. Enhorabuena.
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