Javi Julio / Nervio Foto |
Mohamed Al Barakat llegó hace dos años con su mujer y sus cuatros hijos al campamento de Zaatari, en la frontera jordana y a tan sólo 10 kilómetros de su país, Siria. Atrás dejaba un panorama desolador: todo lo que conocía se lo había tragado la guerra. En su nuevo hogar, un habitáculo de chapa, olvidó cómo pronunciar las palabras antes o volver. Para este ex conductor de camiones su presente era el campo y encontró una manera de dar la vuelta a su destino: enseñar taekwondo a una generación de niños marcados por la violencia.
Texto: Laila Muharram y Daniel Rivas Pacheco
Fotos y vídeo: Javi Julio
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